miércoles, 13 de marzo de 2013

EL SINDROME AMOK, O EL IMPULSO IRREFRENABLE DE MATAR

La palabra malaya Amok, que significa “lanzarse furiosamente a la batalla”, es la enfermedad que estarían padeciendo los habitantes de Raití, un síndrome ligado a los factores culturales.
El psiquiatra y catedrático Petronio Delgado explicó que esta conducta es típica de grupos muy primitivos y muy cerrados y recordó que en el año 1991 ocurrió un fenómeno similar.
“Éste es un comportamiento de sociedades primitivas y culturas aisladas históricamente, donde se hablan lenguas diferentes, viven de la caza y de la pesca y no tienen el factor de aculturación, lo que hace que predomine lo mágico y lo irracional”, expresó Delgado.
El síndrome Amok
En Psiquiatría, el síndrome Amok consiste en una súbita y espontánea eclosión de rabia salvaje, que hace que la persona afectada corra locamente armada con un cuchillo (que también puede ser un arma de fuego o una granada) y ataque, hiera o mate indiscriminadamente a los hombres y animales que aparezcan a su paso, hasta que el sujeto es inmovilizado o se suicida.
Esta definición fue dada a conocer por el doctor Westermeyer en 1972, y según Delgado coincide con el fenómeno que se está dando en Raití.
“Esto no es nuevo en Nicaragua ni en el mundo, hay culturas de Asia e Indonesia que también han tenido este tipo de conductas”, dijo.
De acuerdo con el Tratado de Psiquiatría, escrito por el doctor Alfred M. Freedman y otros autores, Westermeyer registra un promedio de diez víctimas en esta situación, y este salvaje ataque homicida va precedido por lo general de un período de preocupación, pesadumbre y depresión moderada. Tras el ataque, la persona queda exhausta, con una amnesia completa y, eventualmente, acaba suicidándose, situación que hasta la fecha no se ha dado en Raití.
Aunque el trastorno se limita casi exclusivamente a los malayos hombres, también se ha podido ver en Africa y en otras culturas tropicales, dicen especialistas en psiquiatría.
No descarta uso de sustancia
El doctor Delgado no descartó la posibilidad que dentro de esta conducta esté el consumo de algún tipo de sustancia como el floripón, una flor con efectos alucinógenos que actúa como excitante del sistema nervioso central.
“En el norte muchas madres le dan a los niños esa sustancia para calmarlos y hemos atendido a varias personas con trastornos motores y desorden de conducta”, relató.
Tampoco descartó que esa conducta sea una expresión de situaciones como el desamparo, la pobreza y el abandono.
Respecto a la agresividad que manifiestan estas personas, dijo que los seres humanos tienen una violencia natural reprimida, como la misma sexualidad.
“Todos somos violentos y sexuales desordenados, de repente han estado bien, por eso hay que buscar las causas de cómo llegaron a eso”, indicó Delgado.
El especialista dijo que antes de hacer un diagnóstico sobre las causas de estas conductas, hay que investigar fundamentalmente los hábitos y las costumbres de estas comunidades, porque se trata de un fenómeno antropológico-social más que un problema de salud física o mental.
En este sentido, expresó que los líderes naturales de la comunidad son las personas que podrían contribuir para conocer el verdadero diagnóstico, porque en ellos las personas depositan su confianza.
Las autoridades del Ministerio de Salud registran 139 personas afectadas en Raití por un caso aparente de “Grisi Sitknis” o histeria colectiva. Esto, según Delgado, se puede explicar en lo que se denomina desde el punto de vista sociológico el “efecto cascada”: conductas idénticas que comienzan a repetirse o a “imitarse” en otros lugares.
Causas del Amok
El Tratado de Psiquiatría, de Freedman, señala que en los relatos épicos malayos del siglo XV, los ataques de Amok eran entendidos como reacciones naturales a la frustración, la provocación o la humillación.
La creencia de una mágica posesión diabólica puede ser otro factor cultural que ha contribuido al desarrollo del síndrome Amok entre los malayos, la misma creencia de los enfermos de Raití.
Con la llegada de la civilización y las administraciones occidentales, el síndrome aparecía con más frecuencia en la gente que sufría una enfermedad física crónica, trastornos gástricos y úlcera péptica.
La persona afectada se mostraba a menudo melancólica unos días antes del ataque, y más tarde alegaba que el demonio había entrado en él y no recordaba nada.
Estados tóxicos agudos
A partir de 1920, el Amok pasó a ser una enfermedad muy rara, y en la actualidad los ataques están asociados a estados tóxicos agudos, como el que se da en la malaria y en otros cuadros febriles. Pero se manifiesta casi exclusivamente en pacientes con trastornos mentales graves, ya sea psicosis crónica o estados de confusión agudos debido a trastornos tóxicos del sistema nervioso central.
Otros psiquiatras hablan de causas sociales como la pérdida de vergüenza, la edad joven, la crisis en los papeles, la separación familiar, una pérdida reciente y la intoxicación alcohólica.
Según especialistas que han estudiado el fenómeno, el único tratamiento inmediato consiste en la contención del paciente y su absoluto control físico.
Pero no sólo el Amok es un síndrome psiquiátrico ligado a factores culturales: el koro, al latah, el wihtigo, el piblokto (de aparición entre los esquimales) y el vudú, son otras enfermedades asociadas a fenómenos de tipo cultural.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Entonces no tiene nada que ver con lo satanico es decir ¿un "ente" o espíritu le puede poseer el cuerpo y no puede ser controlado?

Unknown dijo...

Hasta el momento no solo se especula ya,que fuentes confiables explicaron que este sindrome pudo haber pasado geneticamente a lo largo de la historia, como es el caso de los vikingos berserkers y su decadencia